Manías


Ella... Ella y su estúpida manía de comerse la 

cabeza por cosas sin sentido, por la tontería 

más grande que pueda existir, atormentando la 

paz que tanto tiempo lleva esperando. Ella y 

su sed insaciable de besos, ella y su fuente 

inagotable de cariño, ella y sus miradas con las 

que puede transmitir el amor mas sincero o la 

tristeza más gris. Dicen que es como un libro 

abierto, que no sabe mentir y que tiene un 

corazón tan grande que no le cabe en el pecho. 

Siempre dispuesta a soltar una carcajada que 

retumbe por toda la ciudad. Lo quiere todo 

aquí y ahora, camina de la mano con la 

impaciencia. Ella y sus complejos, ella y sus 

imperfecciones. Ella y su sentimiento de 

inferioridad que demasiadas veces le impide 

mirarse en el espejo y ver lo que realmente 

muestra, escondiendo las virtudes que muchos 

dicen que posee...

Pero yo se que algún día todo eso acabara por 

fin. Que un día se levantará sintiéndose 

distinta, quizás más fuerte, y mirará al sol 

con su más bella sonrisa, dejado atrás todas las 

vendas que un día envolvieron su corazón. 



- Te odio, eres insoportable, deja de reírte de mí. ¡Desaparece!
- Vale, si me lo dices así, me iré...
- Espera... ¡No!
- No ¿qué?
- Que no te vayas...
- Pero si me lo has pedido tú, y además, me odias...
- Sabes que no te odio, que te quiero, que no te soporto, pero te necesito, que me molesta que te rías de mí, pero a la vez me encanta porque demuestras que me prestas atención, y quiero que desaparezcas, pero...
- Pero ¿qué?
- Pero que desaparezcas conmigo.

Cansarme hasta de mí...



Me cansé de mí, de mis pensamientos, me cansé de llorar para sentirme bien, me cansé de pensar que vendrán tiempos mejores, me cansé de sonreír y decir "Estoy bien". Me cansé de poner el mismo CD cada vez cuando pienso en ti, me cansé de tener que ser yo la que inicia la conversación, me cansé de preguntarte que te pasa, me cansé de tu indiferencia, de tu rechazo. Me cansé de caminar por las mismas calles, el mismo colectivo; el mismo tren, los mismos asientos, los mismos caminos; la misma gente; la misma rutina. Me cansé de mi ropa, de mis complejos, me cansé de llorar, de pensar, de sentir, me cansé de arruinar todo, de no iniciar nada. Sí, me canse de todo lo que me rodea, pero es cuando me canso de mí que empiezo todo de cero. Aprendí con el paso del tiempo a convivir con mi propio hartazgo, a remar contra mi rutina, a luchar contra mis miedos y a evitar los errores. Hoy puedo estar harta de mí misma, pero siempre te estaré observando. Porque aunque me canse de mí, aún no encontré la fórmula para cansarme de ti.